martes, 2 de diciembre de 2008

El Despertar de la Bestia (Cap. 1 Parte 3)


“mis ansias de que llegaran eran tremendas, sabía que no era nada humano a lo que se estaba enfrentando Tomas y su discípulo. Fue por eso que le pase agua bendita y otros implementos que tenía guardado en la iglesia cuando ocurriera este día, el día en que las bestias caminaran sobre la tierra de los hombres y su ambición por el poder gobernara sus corazones e hiciera cegar sus ojos ante dios. Cuando escuche el carruaje fui directo a la puerta, esa noche Praga estaba bajo una niebla densa y húmeda y la visibilidad era casi nula. Ayude con mis pocas fuerzas a descargar el cuerpo del “animal” que traían pero pesaba poco, como casi un humano. Cuando el doctor y el discípulo de Tomas llevaron el cuerpo sedado de la bestia a la pieza que habían acomodado para la cirugía, sentí que el frio me recorría la espalda, sabía que todo esto era una treta del demonio para confundirnos y llevarnos a la discordia. no quise entrar a mirar, pues siento un poco de pudor con estas cosas y lo único que iba a lograr era que me dieran nauseas. Me quede en el gran salón del palacio esperando que el médico hiciera su diagnostico cuando tocaron la puerta, ya para ese momento unas gotas caían sobre Praga. Vi a la sirvienta ir a atender la puerta y me quede un poco desconcertado con lo que vi. Era un hombre alto, usaba un chaquetón de cuero que le llegaba a las rodillas y un sombrero negro, tenía los cabellos largos y un poco mojados, cargaba en su espalda una ballesta y en su cinturón colgaba una espada. Su tono de voz me era muy familiar pero no logre acertar a quien me recordaba hasta que pronuncio su nombre, el famoso cazador Lucas Von Muller…”

Relatos del sacerdote Ruben Allard la madrugada del 3 de diciembre de 1850

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