miércoles, 2 de septiembre de 2009

La Batalla de Sangre (cap. 1 parte 1)

Francesca entró rápidamente a la iglesia. Sabía que la vampira la estaba acechando en algún lugar de la noche pero no estaba asustada. Sacó su rosario y se lo envolvió en la mano. Por los vitrales se dejaba ver la sombra de Ana que empalagaba con sus gritos y golpes. Francesca suspiró y se lanzo fuera de la iglesia como si estuviera decidida a dar su vida combatiendo a la feroz vampira. Ana no perdió tiempo y con su forma casi humana se abalanzó contra Francesca tratando de darle “el beso de la muerte”. Francesca reaccionó rápidamente y con un salto hacia atrás esquiva el impacto y logra asestar un brutal golpe que hizo tambalear al vampiro.
- Eres fuerte joven Kubrik - dice Ana - Pero te devorare igual como se devoraron a tu padre- y saboreándose los labios nuevamente se abalanza hacia Francesca. Esta vez su velocidad incremento y la joven no pudo esquivar el golpe. Cayó al piso media inconsciente
- ¡Te tengo! – Grito con frialdad la vampira. En ese momento cae una lluvia de perdigones cerca del lugar de la batalla. Ana sabe quién es y prefiere postergar la batalla huyendo en la obscuridad de la noche.
- Nos volveremos a encontrar – Balbucea Ana mientras extiende sus poderosas alas.
Arthur corre hacia Francesca para ver en qué estado estaba la joven-
- No es nada, solo unos rasguños – Dice Francesca sacudiéndose el polvo de su ropa.
- Ok, para la próxima avísame para cubrirte las espaldas – responde Arthur.
- Lo hare -
Los dos jóvenes caminaron hacia la mansión para reinventar los planes de caza, ya que sus oponentes se vuelven cada vez más fuertes, y su líder Ana Fibonacci está cada vez mas infectada de maldad.

miércoles, 15 de julio de 2009

La Busqueda Frenetica (Cap. 2 parte 2)

“el frio me rompe los huesos, hemos caminado mucho tiempo y aun no hemos encontrados indicios de la fuente que describe el pergamino. Ahora somos un grupo más reducido ya que los licanes nos han arrebatado a tres de nuestros hombres. La comida escasea y las raciones son demasiado pequeñas para cada hombre. No sé por qué me he aventurado en esta travesía sin fin, aun así Neil es optimista y me reconforta con sus palabras de aliento.
En este momento nos encontramos en un claro del bosque, si es que se puede llamar así, y gritos estridentes de gente desesperada se escuchan a menos de 2 kilómetros. En este bosque tienes que aprender a convivir con la muerte”

Relatos del excursionista Estephan Falivane. Hora desconocida, día desconocido de julio de 1861.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

La Busqueda Frenetica (Cap. 2 parte 1)


“aun seguimos en la búsqueda de la fuente. Miembros corruptos de los inquisidores robaron los pergaminos que contenían la leyenda de las fuentes y uno llego a mis manos. Junte a veinte hombres para que me ayudaran en la búsqueda pero es muy difícil avanzar. Las bestias merodean por todos lados y los vampiros cada vez crecen en número. Algunos de mis hombres ya no pueden avanzar, la fatiga los consume. Hemos recorrido 3 días sin parar por debajo de estas sombrías montañas y aun nos queda por recorrer. En este punto de la excursión el sol no se muestra en ninguna hora, por lo que me es difícil ubicarme temporalmente. Los relojes dejaron de funcionar. Mi primo Neil es mi apoyo moral en este momento. Sé que es un gran sacrificio y muchos hombres perderán la vida… pero la recompensa es mayor a lo imaginado”

Relatos del excursionista Estephan Falivane. Hora desconocida, día desconocido de julio de 1861.

El Despertar de la Bestia (Cap. 1 Parte 6)


“nunca me asustaron los ruidos del bosque, pero en ese momento el sudor frio invadió todo mi cuerpo, sentía a cada paso la respiración de la maldita bestia tras mi cuello. La compañía de Tomas me hacia la noche un poco menos tenebrosa. Mi propósito no era matar a la bestia, si no capturarla. Tenía muchas razones para no herir a aquel monstruo que acechaba en la oscuridad ¿Por qué? Se preguntaran todos, ¿Por qué no matar a la bestia si causa tantas muertes y asesinatos? Bueno, es simple, esa bestia era el antiguo inquisidor Gregorio Pignoux, mi antiguo tutor. Teníamos que ser rápidos por que la luna se estaba yendo y los primeros rallos del alba aparecían. Inesperadamente la bestia nos ataco por la retaguardia, Tomas recibió la furia de sus garras y yo quede tendido en el suelo. La bestia se acerco a mí con la mirada fija, su hedor era repugnante. Solo me miro por unos segundos como si me conociera, luego se perdió en la espesura del bosque.”

Relatos del cazador Lucas Von Muller la mañana del 3 de diciembre de 1850

El Despertar de la Bestia (Cap. 1 Parte 5)


“cuando escuche que los vidrios se quebraban sabia que las cosas estaban mal. Busque rápidamente mi rifle y baje a oscuras los escalones del palacio. Cuando llegue al gran salón me encontré con una gran sorpresa, Von Muller el renegado cazador estaba en mi casa, eso indicaba que las cosas iban de mal en peor. No se digno a saludarme porque solo tenía ojos para la bestia. Entre a la sala con el miedo de que el médico estuviera mutilado, pero no fue así. La bestia tenía una gran capacidad física pero aun estaba bajo los efectos del sedante así que no estaría lejos. Von Muller me siguió hasta que los dos nos adentramos al frio y lóbrego bosque. Sabía que tenía que ser precavido y medir cada una de mis acciones, si no sería presa fácil. Ahí Von Muller me conto la verdad, la verdadera razón de la bestia. Me conto que los inquisidores habían encontrado la fuente, aquella que hablaban las más antiguas profecías en realidad existía. Me dijo que un grupo de inquisidores de oscuro corazón habían osado tomar de la fuente y se convirtieron en feroces bestias sin voluntad, movidas solo por la carne y la noche. Estas bestias eran los licántropo”

Relato de Sir Tomas Kubrik la madrugada del 3 de diciembre de 1850

El Despertar de la Bestia (Cap. 1 Parte 4)

“nunca pensé encontrarme con esto. Según lo que me había comentado sir Tomas era una bestia gigante, capaz de asesinar hasta el más furtivo de los cazadores y sin embargo en la mesa se regocijaba un hombre indefenso. Examine su cuerpo y no tenía nada raro, salvo su presión que había aumentado un poco, no le di relevancia. Seguí trabajando y sacando muestras para analizarlas y le di la espalda por un momento. Escuche luego unos rugidos estruendosos y quede paralizado. El miedo me invadió y pensé que mi vida se acabaría. Con toda mi valentía di la vuela para mirarlo… solo vidrios rotos, la bestia estaba libre nuevamente”

Relatos del médico John Manetovhá la madrugada del 3 de diciembre de 1850

martes, 2 de diciembre de 2008

El Despertar de la Bestia (Cap. 1 Parte 3)


“mis ansias de que llegaran eran tremendas, sabía que no era nada humano a lo que se estaba enfrentando Tomas y su discípulo. Fue por eso que le pase agua bendita y otros implementos que tenía guardado en la iglesia cuando ocurriera este día, el día en que las bestias caminaran sobre la tierra de los hombres y su ambición por el poder gobernara sus corazones e hiciera cegar sus ojos ante dios. Cuando escuche el carruaje fui directo a la puerta, esa noche Praga estaba bajo una niebla densa y húmeda y la visibilidad era casi nula. Ayude con mis pocas fuerzas a descargar el cuerpo del “animal” que traían pero pesaba poco, como casi un humano. Cuando el doctor y el discípulo de Tomas llevaron el cuerpo sedado de la bestia a la pieza que habían acomodado para la cirugía, sentí que el frio me recorría la espalda, sabía que todo esto era una treta del demonio para confundirnos y llevarnos a la discordia. no quise entrar a mirar, pues siento un poco de pudor con estas cosas y lo único que iba a lograr era que me dieran nauseas. Me quede en el gran salón del palacio esperando que el médico hiciera su diagnostico cuando tocaron la puerta, ya para ese momento unas gotas caían sobre Praga. Vi a la sirvienta ir a atender la puerta y me quede un poco desconcertado con lo que vi. Era un hombre alto, usaba un chaquetón de cuero que le llegaba a las rodillas y un sombrero negro, tenía los cabellos largos y un poco mojados, cargaba en su espalda una ballesta y en su cinturón colgaba una espada. Su tono de voz me era muy familiar pero no logre acertar a quien me recordaba hasta que pronuncio su nombre, el famoso cazador Lucas Von Muller…”

Relatos del sacerdote Ruben Allard la madrugada del 3 de diciembre de 1850

El Despertar de la Bestia (Cap. 1 Parte 2)


“Cuando cayó la bestia de mirada profunda me sentí aliviado, Sir Tomas me había advertido que si hacia un paso en falso lo más probable es que terminaríamos siendo comida para perros. En ese momento me grito algunas cosas que con el aturdimiento no pude oír muy bien, luego se acerco a mi gritándome como un padre preocupado por su hijo y me dio órdenes de cargar a la bestia hacia el carro y atarla de pies y manos. Con gran esfuerzo lo levante y lo lleve por las tumbas y mausoleos que por allí estaban. El miedo aun no se me iba del cuerpo y tiritaba como un cachorro con frio. Subimos al carruaje y llevamos a la bestia a la mansión que Sir Tomas tenía en Praga. Allí nos esperaba John Manetovhá, el médico de cabecera de Sir Tomas y el sacerdote Ruben Allard. Cuando descargamos a la bestia del carruaje note que era menos pesada y que ya no desprendía el hedor de antes pero no hice caso, la llevamos hasta la sala que previamente habían preparado para la cirugía y dejamos el cuerpo sobre una meza. Estaba todo listo para empezar pero cuando sacamos el manto que lo cubría nos llevamos una gran sorpresa… era tan solo un simple mortal”

Relato de Marco Durin la madrugada del día 3 de diciembre de 1850.

El Despertar de la Bestia (Cap. 1 Parte 1)


“En ese momento fue cuando lo vi. Tenía el pelo como viruta, sus ojos salían de sus orbitas normales como amenazando al que lo mirase, sus dientes eran de un largo fuera de lo común y muy blancos para ser de esa especie, media entre 8 a 10 pies y el hedor que emanaba de su cuerpo era como un muerto en descomposición. Trate de moverme lentamente hacia él, Marco mi asistente, estaba petrificado y casi sin aliento. Yo estaba un poco aterrorizado también ya que el lugar y la situación en que nos encontrábamos no eran de las más gratas. Trate de hablarle a Marco para que me pasara el rifle y cazar a esta bestia que teníamos en frente, pero este no se movía, trate de moverme hacia él para quitarle el rifle de sus manos pero ya era demasiado tarde, la bestia con su agudo oído escucho mis paso y pasamos de ser cazadores a presas. Marco, al ver que la bestia se acercaba como un lince tras su presa, tiro el rifle y empezó a correr, grave error. La bestia que tenía una visión nocturna increíble ignoro mi persona y se dispuso a perseguir a Marco con una velocidad tremenda. Tuve pocos segundos para recoger el rifle y asestar de lleno un dardo en su cuello. La bestia quede aturdida por algunos minutos, con sus ojos desorbitados y tendida en el suelo luego quedo cedida a los efectos del tranquilizante. Marco salió detrás de los arbustos, sus latidos se escuchaban a metros, tenía solo unos rasguños.”

Relato de Sir Tomas Kubrik la noche del 2 de diciembre de 1850